Entrada destacada

Booktrailers

La más romántica de las historias

jueves, 13 de octubre de 2016

Tu confusión es mi confusión - Capítulo 8.1-8.2: Chantaje

Capítulo 8.1: Chantaje

—¡Milho! ¡¿Sos narco?!
—¡No Canela! —me dijo con unas ganas de matarme que me di cuenta al instante la barrabasada que estaba diciendo—. El chorro además es narco y cuando recuperamos la mochila no iba a gritarle a los de seguridad y a todos los que lo rodeábamos que le devolvamos la mochila que él se me había ganado "honradamente robando" y con "su droga" dentro.

—Claro, disculpá. Milho,
—Cuando vinimos saqué nuestras cosas y no seguí revisando. Este bolsillo no lo había visto.
—¿Qué vamos a hacer? ¿Te acompañó hasta acá?
—No. Jamás lo habría permitido. Si quería su droga tendría que esperar a que se la lleve.
—¡Esto es muy peligroso! Tendríamos que llamar a la Policía.
—Pero me tiene amenazado. No sé qué hacer Cane. Te tiene fichada...
Ay... es tan tierno. Está realmente preocupado. Lo quiero tanto... Me da un ataque de ternura y lo abrazo.
¡Como extrañaba estos brazos tan fuertes! Me llenan de paz. Su pecho es tan mío. Su aroma me infunde seguridad. ¡No puedo quererlo tanto!
—Además no hicimos la denuncia. Esto se puede complicar mucho.
—¿Por qué me creerían que no es mía? Van a acusarme de vender en el boliche. Los van a implicar a mis viejos como si fuera un negocio familiar.
—¡Esto es un desastare! ¿Y cuándo vamos a hacer la devolución?
—¿Vamos? No, de ninguna manera. Voy yo solo. No te voy a exponer así.
—Pero Milho...
—No. Además... vos me podés ayudar a mí por si algo sale mal.
—Me da mucho miedo —le digo apretándolo más fuerte contra mí. Lo digo en serio.
—Ya sé. Pero no me queda otra.
—¿Ya sabés cuándo va a ser?
—Sí.

🎒🎒🎒🎒🎒🎒🎒🎒🎒🎒

Milho se encontraba en el lugar asignado a la hora asignada. Yo lo seguía con el dron desde mi celular a unos cuantos metros.
No se veía ni un policía en la zona.
Tenía mucho miedo. Estaba activado el seguimiento nocturno y el obturador automático para ver todo y el micrófono ambiental para no perderme nada de todo lo que ocurriría.
Se había colocado un auricular en el oído que no se veía a simple vista y tenía el celular abierto para estar comunicados continuamente.
Sólo tenía que entregarle la mochila con la droga y listo.
Eso es lo que nosotros pensábamos. Pero no es lo que ellos tenían planeado hacer.

El delincuente se acercó con otro tipo más.
—¿Así que sos vivo "vo"? ¿Te pensá que esta te va a salir tan barata gil?
—Flaco... te juro que ahí está todo como te prometí.
—Te "vi'a" quemar gil a "vo" ¿me entendé gil?
—Milho llamo a la policía.
—¡No!
—¿No qué gil? Te pensá que con "nosotro" "va'a" joder "vo" gil?
—No, te juro que te traje todo. Mirá, te traje todo. Déjame ir y quedamos a mano.

Milho le entregó la mochila y el delincuente la abrió, sacó el paquete y no conforme con eso, lo cortó un poco y con una navaja sacó un poquito, se lo llevó a la nariz y la aspiró.

Se rió con una risa maligna y desdentada.
—¿Sabé una cosa flaquito?  Me parece que no es a mí al que tendrías que pedirle perdón. Hay alguien que tiene algo mucho más interesante planeado para "vo".
La desesperación que me agarró no me dejó pensar con claridad. Salí corriendo a la plaza. Subí a la bicicleta. ¿Qué iba a hacer yo en esa circunstancia?
Fue una locura.
—Te vas a venir con nosotros flaquito. Vas a ver que no te vas a poder resistir a lo que tenemos para proponerte.
Veía y escuchaba todo como si de una película se tratase.
Estaba a dos cuadras cuando llegando a la plaza veo que meten a Milho en un auto dos tipos y se lo llevan.
El dron me va dando las coordenadas.
Decido llamar a la policía sin dar demasiada información sobre el suceso.
—911 Si usted desea hacer una denuncia en curso marque uno. Si desea...

1111111111111

—La puta madre ¡atiendan!
—Emergencias buenas n...
—¡Acaban de secuestrar a m ... a un chico!
—Tranquilícese señorita. Dígame dónde ocurrió el hecho.
Les pasé toda la información y les dije hacia dónde se estaban dirigiendo.
Sólo esperaba que me hicieran caso. Si no los veía volvería a llamar haciéndome pasar por otra persona y avisando la nueva ubicación.

Los seguí con la bicicleta según la localización del dron.

—Milho, Milho por favor, haceme algún sonido para indicarme que estás bien. ¿Me escuchás?
—Mhm. —Escucho del otro lado.
—¡Ay Milho ! ¿Qué hago? ¡¿Qué hago?! No sé qué hacer. Por favor en cuanto veas movimiento raro tirate al piso o salite del radio de tiro por favor.
—Muchachos, déjenme ir por favor. Les juro que no sé nada. No los voy a buchonear. No sé quiénes son.
—Quedate piola ahí ¿me "entendé"?
—Ay Milho, por favor Milho. No hagas ningún movimiento brusco por favor. Quédate tranquilo por favor, que no se vayan a poner violentos.
Entraron en la Villa y ya no podía seguirlos en la bicicleta.
Me quedé en la zona esperando oír las sirenas.

—Dame tu celular desbloqueado nene.
Parece que Milho obedece. No puedo verlos dentro del auto—. ¿Este es tu e-mail, tiernito? Jaja, te vamos a mandar algo re-lindo para que veas.
—¡Ay no! ¡Cómo esperábamos!
—Cane, me dejaron solo en el auto y entraron a una casa. Se llevaron el celular de señuelo. Al menos ahora la policia tiene la denuncia de que me secuestraron. Me van a creer.
—Milho cuidate por favor. Estás cerca de la entrada De la Villa por cualquier cosa. No quiero que estés en el medio si hay un tiroteo.
Milho, ¿qué hacés? ¿Por qué te acercás al tipo? ¿Estás loco?
—Flaco, ya cumplí, yo me voy.
—¿Qué cumpliste? ¿Te "pensá" que no le "vamo" a sacar el jugo a esto?
El narco le pegó un golpe en el estómago a Milho que lo dobló en dos y se sujetó del mismo tipo.
—¿Qué hacé? ¡marica! Salime de encima.
Lo empujó y lo tiro al piso.
—¿Milho, Milho estás bien? ¡Por Dios Milho! ¿Cómo hiciste eso?
Milho se empezó a arrastrar hacia un pasillo lateral.
El corazón se me hizo un nudo. Casi me muero. Necesitaba pedir socorro. Justo en ese momento se escucha:
—¡Alto policía!
Veo que Milho se incorpora pero ya no lo tengo en la mira. Algo pasa con el dron que no lo está siguiendo.
—Milho, no te escucho.
Me hace señas.
—¿Vos me escuchás?
Asiente exageradamente con la cabeza, de manera que lo veo desde donde está el dron.
Ese pasillo al fondo. Agarralo y veo que la entrada está a 4 cuadras. El dron se quedó inmóvil en la entrada de esa casa a la que entraron los narcos.
Me hace gestos y mientras la policía comienza a tirarse con los narcos, Milho se aleja por la otra punta. Perdí la comunicación con él.
Veo por el dron que el narco se aleja por los techos mientras la policía se tira con los cómplices y otros que estaban dentro.

Me volvió a llamar en cuanto se sintió seguro sin embargo la desesperación me invade por los quince minutos que tardó Milho en llegar adónde le indiqué que estaba.

Corrí hasta él y lo abracé tan fuerte que creo que le saqué todo el aire.
Me puse a llorar por la tensión acumulada.
—Ya está Cane. Ya estoy acá. Perdoname. No tendría que haber pensado que todo iba a ser tan fácil.
—¡Milho! —le dije con lágrimas bañando mi cara—. Si a vos te pasa algo yo no sé qué haría. Yo me muero.
—Ya está Cane. Ya está. Ya estoy bien. —Me decía acariciando mi cabello.
Nos subimos ambos en mi bicicleta. Él me llevó en el caño hasta la estación de tren. No podía separarme de él.
Llegamos a casa y lo abracé una vez más en la puerta.
Me miró de una forma tan tierna.
—Tengo miedo de que te vayas solo a tu casa.
—Ya se fueron.
—El chorro se escapó. Capaz se dan cuenta que fuimos nosotros los que llamamos a la policía.
—Quedate esta noche por favor.

Suena una alerta en el celular de Milho.
—¿Qué es?
—Un mail. —Desbloquea el celular y lee—. "Sonría, lo estamos filmando. Si no nos ayudás a entrar al boliche con nuestra mercadería, esto va directo a la policía gil".
—¿Así que sos vivo "vo"? ¿Te pensá que esta te va a salir tan barata gil?
—Flaco... te juro que ahí está todo como te prometí.
—Te "vi'a" quemar gil a "vo" ¿me entendé gil?
—¡No!
—¿No qué gil? Te pensá que con "nosotro" "va'a" joder "vo" gil?
—No, te juro que te traje todo. Mirá, te traje todo. Déjame ir y quedamos a mano.
Sniifff.
Jajajajaja
—¿Sabé una cosa flaquito?  Me parece que no es a mí al que tendrías que pedirle perdón. Hay alguien que tiene algo mucho más interesante planeado para "vo".

🚔🚨🚔🚨🚓🚔🚨🚓🚔🚨🚓🚔🚨🚔
¡¡Espero que les guste!!
Déjenme sus comentarios , estrellitas y compartan!!!

Recuerden... Si no quieren soñar 💤💤💤 conmigo👺👺😈😈👹👹  (voz fantasmal 👻 👻 ) Dame mi estreeeeeella ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️ .... es míaaaaaa!!!

Capítulo 8.2: Chantaje
—¡Nos tienen agarraros de las pelotas!
—¿Qué vamos a hacer?
—Acá dice: "Esperá nuestro contacto"
—¡Tengo miedo Milho! Capaz que ya saben dónde vivimos.
—Espero que no.
—Vamos adentro. Tengo miedo de estar acá afuera.
—Sí, andá, mañana hablamos.
–¿Mañana?
—Sí mi vida, mañana nos vemos.
—Milho... ¿no te quedás?
—No Cane, mañana.
—Pero...
—Cane... no puedo quedarme...
—¿Por qué?...—Mis ojos empezaron a lagrimear. Mis gestos afligidos intentaban disimular el dolor que sentía en mi pecho. Pero las lágrimas burlonas no se pueden disimular si caen en cascada.
Me secó una mejilla y después la otra. Me miró con ternura ¿o era lástima? Me tomó de la mano.
—Vamos adentro a charlar —dijo decidido y me arrastró de la mano.
Mi cerebro había perdido la batalla contra mis emociones. No podía pensar con claridad. Todo era una marea de conflictos internos que pugnaban por salir. Nada era claro. Sólo sentía una desazón interna. Algo se había roto. Se había terminado todo. Quería morirme ahí. No había nada más que tuviera sentido. Estábamos en peligro, la mafia narco nos tenía en la mira, habíamos pasado algunas horas de la noche en el barrio más peligroso que conociéramos y todo confluye en esta desazón de que además de todo eso, se acabó una etapa con mi mejor amigo que ya nunca iba a volver seguramente. Ya nada sería igual.
Y aquí estoy llorando en el sillón. No puedo parar. Milho me abraza, trata de consolarme pero no tengo consuelo. Me quiere tranquilizar pero cada vez lloro más desconsoladamente. Es una catarata de emociones lo que me pasa y no puedo controlarla.
—Tranquila Cane. Es por tanta tensión.
Lo oigo y no puedo creer lo que me dice. No tiene ni idea lo que me pasa. Puede ser que la tensión acumulada haya explotado todas las
emociones que tengo reprimidas, pero son otros temores los que desencadenan como explosivos sincronizados los ataques de llanto.
—Ya estamos seguros acá Cane. No te asustes.

Me acaricia el cabello. Me tiene abrazada contra su pecho y pienso que ya no podré volver a disfrutar de sus abrazos. Ya no podré disfrutar de dormir acurrucada con él. No podremos estar todo el día juntos. Ya no me va a poder consolar como hasta ahora. Nos iremos separando de a poco hasta ser casi extraños. Ya lo había visto yo en otros amigos que salieron y se pelearon y nunca más volvieron a ser los mismos. Hoy necesitaba retenerlo, necesitaba hacer de cuenta que nada había pasado para que todo siga como antes. Para que pueda abrazarme sin tapujos.
—¿Por qué? —pregunto entre sollozos.
—¿Qué cosa?
—¿Por qué no te querés quedar? —confieso mi preocupación componiéndome un poco.
—No puedo Cane... —se frena. Hay algo que me quiere decir y no cruza sus labios. Nunca lo confiesa. Siempre fue igual. Nunca lo dice abiertamente.
—¿Por qué? Antes te quedabas sin problemas —recrimino y los sollozos se incrementan. No los puedo controlar.
—Vení. Vamos a charlar a tu dormitorio que si tu viejo te ve llorando así no sé qué le vamos a decir
Me lleva de la mano al dormitorio y no puedo parar de llorar.
Sé que esto es una despedida. Nunca se había negado a quedarse a dormir en mi casa. La última fue más atrevida porque fue en mi cama. Pero podría hacerlo en el colchón de siempre. Sin embargo prefiere irse. Sé que antes su casa era más lejana. Ahora apenas está a dos cuadras. Pero eso también influirá en nuestra relación. Tengo una certeza desesperanzadora.
Entro a la habitación y no tengo fuerzas ni para sostenerme. Me arrojó boca abajo en la cama sofocando los sollozos desahuciados que no puedo evitar.
Milho se acerca y se sienta a mi lado. Comienza a acariciar mi cabello y mi espalda.
—¡Tranquila Cane! Nunca te vi así. Ya vamos a solucionar todo. Vas a ver que vamos a salir bien librados de todo este tema de la droga.
Lloro más fuerte.
—¿Por qué llorás así Cane? —lo escucho acongojado como yo estoy.
Me incorporo y lo enfrento. Debo tener los ojos rojos y la cara hinchada. No me importa un carajo.
—¿Por qué no te querés quedar Milho?
—Ya te dije mi vida... no puedo...
Otra vez ese silencio que me desgarra. No me lo puede confesar.
—Ya está ¿no?
—¿Qué cosa?
—Lo arruinamos ¿no? ¡Lo arruinamos todo!
Las lágrimas eran imparables recorriendo mis mejillas, tan abundantes que mojaban mi cuello y llegaban al escote.
—¿Qué arruinamos?
—¿Arruinamos nuestra amistad? Ya no va a ser nada como antes ¿no es cierto?
Otra vez los sollozos incontrolables y me arrojo a la cama para sofocarlos nuevamente pues no puedo evitar sollozar con una angustia escandalosa.
Siento a Milho que intenta decirme algo a mi espalda. Pero se frena. Siempre se frena. Me acaricia el cabello.
Se va a ir, siento que el colchón recupera su estado natural porque se levantó. Sé que se va a ir y me da un ataque de llanto más fuerte.
No puedo evitarlo. No quiero crecer. No quiero separarme de él, de mi papá, de mi mamá... Quiero volver a tener diez años cuando era completamente feliz.
Cuando creía que ya se había ido, siento que me saca las zapatillas y me levanta en andas.
Aparta la ropa de cama y me acuesta. Vuelvo a llorar. Se va, se va... no puedo hacer nada para retenerlo.
Sin embargo, detrás mío, siento las sábanas abrirse y sus cálidos brazos me abrazan y me ciñen a él. Y yo quiero morir ahí.
El llanto no me abandona. Ahora lloro con desahogo. Pero aún sé que lo arruinamos.
Tal vez esta sea la última vez que pueda sentirlo tan cerca, tan íntimo.
—Pensé que te ibas —le digo triste.
—No Cane. No... Te quiero.
Con esas palabras lo dijo todo. Lo voy a hacer por vos. Me quedo por vos. Porque te quiero, pero si fuera por mí no estaría aquí, porque todo cambió, porque es cierto, nada será igual.
—Yo también te quiero.


Capítulo 7.3: Celos
—¡Sólo estábamos viendo la peli!
¿¡Lo dije o lo pensé!? ¿¡Lo dije o lo pensé!?
¡Lo dije! ¡Lo dije! ¡Dios! ¡Tengo que controlar esta bocaza, getona!
—Sí, ya veo. —dice Milho desaprobador.
Damián se había incorporado y ambos lo mirábamos con incredulidad.
—¿Qué hacés acá Milho? —pregunto indignada.
Después de la escenita del otro día no vendría a hacerme planteos. ¿No?
—Es urgente. Tenemos que hablar.
—Ya te dije, estamos viendo una peli.
Señalo la pantalla envolvente que ya está deslizando los títulos hacia arriba.
Voy a tener que volver a poner esa película.
—Es sobre la mochila.
—¿Qué mochila?
—La de ayer.
Me hacía unos gestos incomprensibles para mí. Tendríamos que diagramar algún tipo de código secreto para estas situaciones.
De todas maneras creo que sólo está poniendo excusas.
Aunque... lo miro bien y tiene el labio partido.
¿Qué? ¿Ahora Pablita le deja marcas también?
¿Le partió la boca literalmente?
—Es por lo del celular Cane... me olvidé la mochila acá.
—¿Qué? ¿Pero..?
—Caneee, tenemos que hablar. Por nuestro amigo, el que encontramos con la mochila.

No entiendo nada. Eso ya había quedado todo resuelto. Se anda tranzando a Pablita por ahí y me viene con excusas porque no se aguanta los
celos de hermano mayor.
—Milho, me parece que...
—A solas Damián. Necesito hablar con Cane a solas.
Nos miramos con Damián. Realmente lo interrumpió de una forma que grgrgrgr. Quisiera partirle la boca yo ahora.
—Andá Dami. Dejame que tengo que hablar con él yo también.
Damián nos miraba azorado. No entendía nada.
Agarró su campera, me saludó de una manera un tanto posesiva, que puedo decir que descolocó a Milho, y se fue.

—¿Cómo entraste?
—Tu papá me abrió. ¿Estás saliendo con él? —me agarró fuerte del brazo y me habló muy cerca de mi rostro. Nunca lo vi tan celoso.
—¿Y vos? ¿Qué tenés en la boca?
—¿Qué tiene que ver?
—¿Vos venís acá a hacerme planteos y yo no puedo decirte nada?
—¿De qué me estás hablando?
—¿Qué te pasó en el labio?
Me soltó despacio.
—Ya te dije. Es por el chorro. Me encontró a la salida del boliche.
¡¿Se chapó al chorro también?! ¡Ay no! ¡Canela concentrate! Siempre por las ramas. ¿Como se va a chapar al chorro?
—¿Qué? ¡Ay Milho! ¿Te pegó?
—¡Si!
¡Ay pobre! Y yo que le estaba haciendo una escenita de celos.
—¿Pero y la seguridad?
—Fue a la vuelta. En el estacionamiento.
—¡Hijo de puta! ¿Te estuvo esperando?
—Sí.
—¡Qué vengativo hijo de puta! Vení que te pongo agua oxigenada en esa herida.
—Después ahor...
—Ahora el agua oxigenada.
Me puse a revolver el botiquín de primeros auxilios.
Lo hice sentar en la banqueta alta del desayunador, mientras preparaba todo.
Comencé a pasarle suavemente el agua oxigenada. Él me miraba. Te juro que se me mojaba la bombacha.
Me puse muy cerquita de él. Apoyaba mi cadera en su pierna. Más que la cadera era mi pelvis. Me clavaba la mirada desde arriba con la cabeza inclinada hacia atrás haciendo algunas muecas de dolor.
Él levantó su mano y me la puso en la cintura. ¡Ay! ¡Qué sexy!
Te digo que Dami fue muy tentador. Tiene unos ojos que son una delicia. Está para partirlo al medio como un queso. Pero lo que siento por Milho... es mil veces más poderoso. Ahora mismo sólo de tenerlo cerca se me aceleró el pulso. Me pone nerviosa sólo la cercanía. Mi pecho sube y baja excitado. Me tiembla la gasa con agua oxigenada. Encima la herida es en los labios, que me dan ganas de curarlos a besos.
—¿Estás saliendo con Damián?—pregunta muy celoso haciendo algunos gestos de dolor que se intensifican cuando aprieto más la gasa contra su labio inferior.
La ofensiva fue contraproducente porque doblar hacia abajo ese labio hinchado fue muy excitante. Daban ganas de morderlo suavemente como a una frutilla 🍓. Creo que una fresa no sería tan apetitosa. Comenzó a corretear mi corazón. Se me agitó la respiración y empecé a balbucear la respuesta.
—No, solamente veíamos la película.
Silencio. Me miraba con atención cada movimiento.
—No estaban muy atentos.
Nuevo silencio... seguía cada suave roce de la gasa.
—Es la primera vez que salgo con él. ¡Y ni siquiera fue una salida!
Me sujetó más fuerte de la cintura y me atrajo hacia él. Estaba siendo posesivo.
—¿Te besó? —preguntó en un ronroneo lleno
de ira contenida.
Yo que lo conozco podía decir que quería explotar.
—No... —Hice una pausa y lo miré. Nos comíamos con la mirada. Creo que él tenía tantas ganas de que lo besé como yo. Pero ¿cómo me iba a arriesgar a hacer algo así después de cómo se arrepintió la última vez. Además con la decisión tan importante que él debe tomar y en la que yo no puedo interferir. Nuestra amistad ya no va a ser la misma si cometemos un error tan grosero—. No me besó.
—¿Vos?
—¿Yo qué?
—¿Vos sí lo besaste a él?
Hice una larga pausa antes de contestarle.
—Yo tampoco. No hubo besos en esta casa hoy. ¡Al menos hoy no!
¡Uy! Espero que no se dé cuenta que me refería al beso con él.
—¿Pero otro día sí? ¿Te besaste con él alguna otra vez?
—No Milho. —zafé. Si se dio cuenta no hizo nada que nos pusiera incómodos otra vez.
—¿Segura?
—¿A qué viniste? Esto podrían haberlo hecho tus padres.
—Vamos a buscar la mochila. —me dice y salió disparado a mi cuarto.

Subió los escalones de dos en dos a las corridas. Entramos y le doy la mochila.
La abre y revisa cada sector. No sabía para qué. Ya habíamos sacado todas las cámaras y memorias. Abre un bolsillo grande y saca despacio un envoltorio.
Pesaba como medio kilo.
—¿Eso es...?
—Cocaína...

🚔🚨🚔🚨🚓🚔🚨🚓🚔🚨🚓🚔🚨🚔
Como los hice esperar... hoy doble dosis.
¡¡Espero que les guste!!
Déjenme sus comentarios , estrellitas y compartan!!!

Recuerden... Si no quieren soñar 💤💤💤 conmigo👺👺😈😈👹👹  (voz fantasmal 👻 👻 ) Dame mi estreeeeeella ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️ .... es míaaaaaa!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario