Entrada destacada

Booktrailers

La más romántica de las historias

miércoles, 28 de septiembre de 2016

¿Me enamoré de mi amigo gay? - Capítulo 5: Acción

Me estaba susurrando al oído.
—¿Sabés lo sexy que sos?... Me volviste loco...
Siento que me tiene abrazada de espaldas contra su pecho desnudo. Sus manos sujetan las mías sobre
mis senos. Estoy excitada. Muy excitada.
Lo deseo.
—Quiero ir con todo con vos ¿sabés?
Yo estoy inmóvil. No puedo hablar.
Ahora siento su mano recorriendo mi pierna desde el tobillo mientras me besa la espina dorsal que se ramifica en una electrizante sensación de excitación que reverbera en todo mi cuerpo. Sólo atino a ronronearle.
Se apoya en mis glúteos. Estoy completamente desnuda... y él también.
Su mano suave y lentamente ahora sube por mis pantorrillas, luego la rodilla y se cierra hacia la cara interna de mis muslos.
Mi corazón se salta un latido. La excitación se incrementa. Respiro con dificultad y puedo oír que él también.
Toma mi cabello y lo recoge con delicadeza. Dejando un reguero de cosquilleos en mi cuello. Absorbo cada sensación al extremo. Lo besa.
Sólo gimo.
Recorre punto por punto mi cervical desplegando un mundo colorido de nodos que conectan con cada parte de mi piel.
No puedo hablar. No puedo frenarlo. Quiero más. Quiero todo. Lo quiero a él.
Su mano sube por el muslo interno muy muy lentamente.
Siento su aliento en mi oído.
Está agitado. Eso me excita más.
—¿Tenés idea lo que te deseo?
Sólo atino a negar con la cabeza. No puedo abrir mi boca. No puedo reaccionar. Sólo me dejo llevar por el momento. Solo lo dejo hacer conmigo lo que le plazca. Porque a mí me place también.
Estoy al límite.
Su mano sube por mi muslo.
Sube, sube, sube...
Se detiene... ¡No! Me frustra.
Vuelve a empezar todo de vuelta. Me deja una y otra vez al borde.
Me va a hacer caer en la locura. La razón está por abandonarme.
No lo puedo soportar más, necesito más.

De pronto ya no estoy de espaldas. Me encuentro frente a frente. Mis senos rozan su pecho firme. Ambos respiramos agitados. Siento su miembro presionar junto al mío.
Necesito sentirlo más fuertemente. Necesito aprisionarlo contra mí.
Parece que estuviera en mi cabeza...
Él lo hace.
Siento su bulto.
No es suficiente.
Tengo su cuello al alcance de mi boca.
Estoy segura que puede sentir mi aliento en su piel.
Estoy segura que mis gemidos disparan pulsos de sensaciones por toda su piel hasta allí abajo. Como a mí. Yo lo puedo sentir.
Estamos fundidos. Estoy segura que yo puedo sentir lo mismo que él y que él siente lo mismo que yo.
Ya no estoy inmóvil. Acerco mis labios a su cuello... le respiro jadeante apenas rozándolo. Aún no lo beso.
Está frustrado como yo. Gime.
Permanecemos allí, expectantes.
Podemos sentir la agitación en nuestros pechos.
Susurra a mi oído: —Te deseo...
Yo no puedo hablar.

Sus manos suben lentamente por mis muslos. Estamos de pie. Sólo puedo sentirlo porque mis ojos permanecen cerrados.
Agacha su cabeza y paga con mi misma moneda.
Respira en mi cuello y me frustra porque no me besa.
Puedo sentir también su aliento entrecortado.
Su mano comienza a desplazarse con delicadeza por mi cintura. Apenas rosa sus dedos.
¡Qué delicia dispara en toda mi piel con su suave tacto!
Estoy desesperada. Ya no resisto mucho más. Tengo que salir de esta inmovilidad.

Rozo mis labios en su cuello y me encanta lo que genera en él. Me excitan más sus gemidos. Ronronea.
Su voz grave, muy grave, más grave que nunca insiste: —Te deseo...
No puedo hablar, no puedo decirle que tiene rienda suelta para hacer conmigo todo lo que le plazca.

Siento miles de manos que me rozan todo el cuerpo.
Roza con sus labios mi cuello. Sube y baja por él dejando rastros de anhelo.
Necesito que me bese, lo necesito como al aire.
Él me entiende y sus labios cumplen.
Ya no puedo soportar más esta tensión. Digo basta. Él me entiende otra vez y sus manos bajan raudas a mis glúteos y los amasan con frenesí mientras una mano sube de vuelta a mi espalda y me aprisiona toda contra él.
Sus labios se acercan a los míos y me frustran una vez más. Se quedan allí inertes.
Sigo inmóvil.
Basta pienso de nuevo. Él me entiende y me devora con frenesí.



Mientras explora mi piel que arde, sus labios recorren los míos. Su lengua reconoce cada rincón de mi boca. Bailan una danza entrelazándose. Luego succiona un labio y después el otro. Los muerde con pasión contenida para no lastimarme. Me aprisiona con todo su cuerpo contra una pared cálida y mullida que me empuja hacia él mientras me besa con pasión, con frenesí.
No puedo pensar con claridad. Estoy a su merced. Necesito más. Necesito que apague este fuego que me incinera. Necesito que beba cada gota de mi cuerpo. Necesito que sucumba a mis encantos para siempre. Lo necesito.

Siento miles de manos que me acarician todo el cuerpo.
Estamos acostados.
Siento el peso de su cuerpo sobre el mío.
Estoy al límite. Me arrastra, me lleva una y otra vez hasta él y no me arroja. No me hace cruzar esa barrera. Necesito pasarla. Necesito caer. Caer en sus redes, caer en su abismo, caer al vacío de lujuria.
Sus manos abren mis piernas en un recorrido ascendente. Ahora baja a los tobillos y empieza a recorrerlos con la boca.
El reguero de besos que desperdiga por mi piel repercuten apasionadamente en mi punto G que me quema.
Estoy ardiendo.
Mi corazón galopa tan fuerte que temo morir.
Sudo pasión, deseo, lujuria.

Ahora está en mis rodillas y acaricia rozando con la yema de sus dedos mi otra pierna.
Sus besos suben por la cara interna de mi muslo.
Sube...
Yo me retuerzo con anticipación.
Sube...
Sube más...
Elevó mis caderas expectante.
Sube...

Pero se frena justo antes de llagar a donde lo esperaba, donde lo anhelo.
Otra vez me frustro y no puedo más con estas ansias.

Comienza nuevamente por mi otra pierna... todo el recorrido, paso por paso, imita cada movimiento, cada uno sin saltarse nada.
Llega nuevamente, y nuevamente me frustra.
Me abandona a la desesperación. Inmersa en un mar embravecido de pasión reprimida. Como un volcán humeante, rugiente. Ya no tardaría en explotar.

Ahora la anticipación es grande porque se eleva en todo su esplendor sobre mí. Se cierne, descansa su peso a lo largo de todo el mío.

Está cerca.

Más cerca. Tan cerca.

Jadea contra mi oído.
—¿Puedo? —dice, grave, muy grave.







No...



No no no no no no


No no no no no no no no no no no no


¡Justo ahora no!

No no no no no no no no no no no no

No me puede pasar esto a mí.

No no no no no no no no no no no no



No puedo despertar justo ahora. ¡Noooooooo!

😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈😈👿😈😈
¿Se la creyeron? 😂

Acá les dejo esto...💨🌨☃️

Ya saben... Como digo siempre:
Déjenme sus opiniones, estrellitas y compartan así se las sigo contando con entusiasmo!!

Recuerden... Si no quieren soñar 💤💤💤 conmigo pero así👺👺😈😈👻👻👹👹 NO COMO CANELA (voz fantasmal) Dame mi estreeeeeella ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️ .... es míaaaaaa!!! Capítulo 5.2: Lucí todo el día los lentes de sol. 👓 No puedo ver a Milho a la cara. Para colmo Damián vino a la salida del cole y nos encontramos los tres ahí. Me pongo roja al verlos juntos. Estoy como un tomate. 🍅 ¿Quién era el de mi sueño? No había podido verle la cara. Era un hombre. Eso es seguro. Sólo veía sus manos y su cuerpo. Su olor. ¡Mmmhh! Ese aroma fragante de hombre. ¡Por favor! Observo a Damián y me resulta más atractivo. Lo imagino a él protagonista de mis sueños. 💤 ¡Dios! ¡Estoy alzada! ¿Desde cuándo estoy tan caliente? Disimulo, miro para abajo. Están charlando como si nada. No, retiro lo dicho. Milho acaba de fusilarlo con la mirada 👀 en cuánto Damián me fichó que llegaba. Estoy segura que me vino a buscar a mí. ¡Pablita también estaba ahí! 💥 Pero ella no me vino a ver a mí. Observo a Milho y lo imagino también a él en mi sueño. ¿Qué me pasa? ¡Dejá de pensar 💭 en tu amigo gay Canela! Vuelvo la mirada a Damián que me observa. Me desviste con la mirada, me escanea. ¡Qué vergüenza! ¡Debe estar pensando en el lavado del auto de ayer! ¡Si supiera lo que yo estoy pensando! Le dije a Milho que usaba los anteojos de sol ☀️ por la resaca que me dio. Mentira. Ninguna resaca por suerte. Aunque los efectos secundarios se anticiparon a cuando dormía. Se me moja la bombacha de nuevo. ¡Ufff! El día está hermoso para caminar. No hace calor y el ☀️ está a pleno. Ni una nube en el cielo. ⛅️ Estuve todo el día callada, Milho no se había cansado de preguntarme qué me pasaba y de decirme que esperaba que no esté enojado con él por su reacción de ayer. Comenzamos a caminar, y Pablita acaparó a Milho que terminaron caminando delante nuestro. Cada tanto mi amigo se daba vuelta a ver en qué andábamos nosotros. Porque Damián hizo lo suyo para retrasarme con él. Teníamos veinte cuadras de hermosas veredas anchas y arboladas por floridos jacarandás. —Te darás cuenta que a mi hermano le cae muy bien Milton. —Seh —digo con resignación. Aún escondiéndome tras los lentes. —Te darás cuenta, que tengo claro, que Milton no es tu novio. Lo miro detrás de las gafas. Como si toda yo estuviera allí detrás ocultándome. —Seeeh... Es obvio ¿no? —¡Más vale! —Siempre jugamos esa carta para que no nos molesten. —¿Te estaba molestando? —No, perdoná. Es que estaba con mi amigo. —Siempre estás con él. Por un momento llegué a dudar si estaba en lo cierto. —Bueno, a él no se le nota tanto. Y somos amigos de toda la vida. Casi hermanos diría. —Es evidente. —Cane... me gustaría invitarte a salir un día de estos. —Sos directo ¿eh? —¿Por qué no lo sería? —Cualquiera se aseguraría si hay agua antes de tirarse a la pileta. Se nota que sos muy seguro de vos. —Jajaja. No acostumbran a rechazar mis invitaciones. Es cierto. Damián está bueno. Me lo imagino a mi espalda rozándome como en mi sueño... ¡Caramba! Me mojé otra vez. —Diría que me agarraste desprevenido la otra noche. —Jaja. Perdón. Me encanta hacer eso. Jaja. Me distrajo del grado de excitación al que estaba volviendo. ¿Podría ser él, el del sueño? Tendría que verle las manos, el pecho. Mi sueño desdibujaba todo. Otra vez volví a él. Es como si lo hubiera vivido. Pispeo sus manos desde detrás de los lentes disimulando ver al frente. Retuerzo tanto los ojos que creo que voy a quedar bizca de por vida. —Pero me vas a compensar ¿no? —Si te compenso mantendrías el invicto. Y pierdo el invicto yo. —Digamos que vos ganaste el primer encuentro. Ahora tendrías que darme la revancha y ahí vemos. —¿Y qué haríamos? —¡Ah! ¡Sorpresa! —¿Sabías que estudiábamos acá? —Sí, por el uniforme. Me pongo roja de nuevo. Me encorvo toda como si pudiera caber dentro de los anteojos. ¡Trágame tierra! 🌎 ¡Claro! ¡Ayer lo habría memorizado completo! Hasta la ropa interior. —No me contestaste. —¿Cuándo sería? —Este finde. —Este finde no puedo. —El otro. —Tampoco. —Decime vos. —No sé... Dejamelo pensar. Tengo que ver. Tengo que ver si Milho no me va a dar pelota. 🏀 Pero ¿qué digo? Digo... ¡pienso! —¿Te vas a echar atrás? —Nunca te dije que sí. —Está bien. ¿Me das tu celu? Lo miro... lo imagino respirándome en el cuello. Otra vez me mojé. Le doy el celular con tal de no mirarlo más. Se hace una llamada perdida. Y al devolvérmelo retiene mi mano en la de él y se las veo claramente. ¡Eran las de él! ¡Oh Dios! Mi subconsciente había memorizado sus manos y recorrieron todo mi cuerpo en el sueño. Me mira fijo, seductor. No quiero verlo a la cara. —Te escribo. —Ok. 👌 Me quiero morir. 💀 Estamos llegando. Milho lo mira con desconfianza. Los saludamos y se van. —¿En qué andás? —me pregunta. —A pata ¿no ves? —¡Ojo con ese, eh! —Pablit...o te cae bien ¿y el hermano no? —Es que no me gusta cómo te mira. —¿Y qué puedo decir yo de Pablo? Además son de la misma familia. No creo que sean muy diferentes. Andan siempre juntos. Se nota que se llevan bien. No me contesta. Lo agarré desprevenido con esa respuesta. Entramos a casa y Marita está preparando unas milanesas con papas fritas ¡y puré!🍟 ¡La amo! ¡¡Hoy nos toca comida de la mejor!! Nos mejora el humor en mil por cien. 💯 ¡Primera vez en el día que me sacó los anteojos! Saludamos, nos lavamos las manos como buenos niños y nos sentamos ansiosos por la delicia casera que nos espera. —¡Ahhhh! —dice Milho aflojándose el cinturón— ¡Quedé pipón pipón! ¡No doy más! —Sí Marita. Estaban buenísimas las milas. ¡Estás aprendiendo! —Me alegra chicos. Cane. Yo ya me voy ¿sabés?  Dejé todo listo como siempre. ✅ ¡Ojo con lo que hacen! —Sí Marita. Quédate tranquila. Hoy empezamos a hacer tomas para el corto que te conté. —No rompan nada. —¡No Marita! ¡Somos grandes! —¡Buah! Nos saludó con un beso y nos fuimos al cuarto. ¡Uh! El lugar me traía recuerdos. Los mismos que tuve todo el día. ¿Dónde quedaron mis anteojos? No, igual no da para usarlos dentro de casa. 🏡 —Hagamos las luchas que dijimos primero para ver cómo quedan en cámara 🎥 ¿Sí? —propone Milho. —Ok. Llenamos la habitación con celulares, cámaras y webcams. La mayoría sensibles al movimiento y con auto zoom. Habíamos planificado una coreografía. Todo empezó como Kill Bill 6. Patadas volaban del piso a la mandíbula. Luego pasamos por la parte en que él me sujetaba de espalda y yo debía zafarme. ¡Ups! Ya no voy a poder estar nunca más de espaldas a él sin que venga a mi mente ese maldito sueño. 💭 Lo siento en mis glúteos como en el sueño también. Pero ahora forcejeamos.m y él ríe. ¡Qué hermosa risa! Me aflojo al pensar así y me reprendo por enésima vez. Forcejeo nuevamente para zafarme. Logró entrelazar mi pierna con la de él. Fue peor. Ahora caímos al suelo. Pero él sigue sujetándome y ambos estamos magullados. Termina siendo un round de catch. Tengo que aplicar la llave de judo para asfixiar. Sólo que no me la sé y mis manos están en mi espalda. Él ahora me rodea con las piernas también. ¡Ups! Otro recuerdo. En el forcejeo se le levanta la remera y mis manos tocan sus abdominales. ¡Oh no! ¡Los abdominales son los de Milho! No los de ahora. Obvio estos son de él. ¡Los del sueño! ¡Oh no! ¡El mambo que tengo en la cabeza! —¡Me rindo! ¡Me rindo! Basta no puedo seguir con esto. Milho ajeno a todo se caga de risa. Comenzamos a editar las filmaciones. Buscamos tomas buenas. ¡Vaya! ¡Qué sensuales damos en cámara juntos! Lo veo a Milho. Está serio. Embobado. Creo que siempre se pone así cuando edita. Es muy lindo. Es el submodo Milho concentrado o trabajador. ¡¿Por qué tenía que haber sido gay?! —¡Parece una porno! —¿Qué? —Solo falta que estemos desnudos. No da para película de acción. Tenemos que intentarlo en un lugar con más espacio. O donde podamos tirar y romper cosas. —¡Ahhh! ¡Éso! ¡Ufff! Estoy perseguida. ¡Me siento perseguida! —Bueno, mañana seguimos. Se levanta. Lo veo algo aturdido. Peor que yo estaba hace un momento. —Sí, vayamos al río. En la costa capaz hacemos algo mejor. —Sí dale. Bueno, ya tenemos el plan para el día siguiente. Espero que esta noche sea más tranquila. 👼 💤💤💤💤💤💤💤💤💤 ¿¿Qué les pareció este capítulo?? Déjenme sus comentarios , estrellitas y compartan!!! Recuerden... Si no quieren soñar 💤💤💤 conmigo👺👺😈😈👹👹 (voz fantasmal 👻 👻 ) Dame mi estreeeeeella ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️ .... es míaaaaaa!!! Damián me escribió: Vas a decirme que sí. 👍 👌 Yo: 🤔 Damián: Te voy a 🚎 🚗 Yo: ????? Damián: Bus Car Yo: canchero! Damián: Voy. Yo: Estoy yendo al río. Vamos a filmar. Damián: Mala 🍀 que hace dos años cuando estaba en tu curso no estaba esa materia. 👎 Yo: ¿Te gusta? Damián: Claro! Yo: Me voy. Damián: igual podés escribirme. Yo: Chau! Damián: 😘 Este pibe ¡es un canchero! Me cae bien.👌 Fuimos al río en bicicleta. Llevamos nuestras cámaras y celulares para hacer más tomas. Corrimos, lanzamos objetos, pelotas, simulamos disparos. 🏀 Ya estábamos agotados. 😴 Nos tiramos a ver el río de horizonte infinito. Me había puesto sobre el short una pollera acampanada que cubría hasta mis rodillas y tenía mucho vuelo. La usaba para presumirla porque era la última moda. De pronto el viento solpló.  💨  Mi pollera se voló descubriendo la mitad de mis muslos. No sé bien por qué. 😳 Pero en vez de bajarla inmediatamente lo miré a Milho. Me estaba relojeando la pierna. Sí, relojeando, como quien busca la hora en el reloj de otra persona disimuladamente. Me miraba. ¿Esa fue una mirada gay? Fue un segundo.☝️ En cuanto amagué a bajármela, Milho estiró su mano y sujetándola delicadamente la bajó lentamente mirándome nuevamente de una forma extraña. Últimamente hay actitudes de mi amigo que no puedo dilucidar. No estoy segura de lo que ocurre. Si soy yo la que veo todo distinto. O si está todo distinto. Justo cae "El Rulo" y nos ve a nosotros retozando en el césped bajo un ombú. El Rulo es compañero nuestro desde chicos. Siempre tratando de llevarnos por mal camino. Él siempre se prendía en todas. En todas las malas. Andaba con mala junta. Sí, se juntaba con vándalos. Empezó con cosas muy simples. Era un abusivo. Empujaba nenas, le pegaba a los varones. Lo próximo que hacía era tratar de idiota a todos los que no fumaban como él. —No podés ser tan boluda. —Me había dicho cuando le rechacé un pecho a los doce años. —El boludo sos vos que te agarrás un vicio carísimo que no sólo te cuesta mucha plata sino salud. —¡Ay! La nenita de papá que obedece todo lo que le dicen. —Yo soy inteligente. No me meto en algo de lo que no voy a poder salir. —Yo fumo porque quiero. —¿No sabés que si querés dejar no vas a poder? Empezaste a fumar porque no te da la cabeza. —Yo dejo cuando quiera. —Ejemplo  A —dije señalándolo. —No quiero dejar sino te lo demostraría. —Ejemplo B. —Cállate idiota. —¡El muerto se asusta del degollado! —Vos porque no sos "cool" como nosotros. —A mí no me vas a correr con esa pelotudez. Jamás voy a ser tan tonta como para meterle venenos a mi cuerpo por propia voluntad. Eso tiene arsénico ¿sabías? —¿Y? —Te vas a morir. —Todos morimos. —¡Claro! Cuando tengas que arrastrar un pulmotor avisame. Hay que tener muy poco cerebro para agarrarte un veneno del que no tenés necesidad solamente para parecer más genial. —Sos una idiota. —Ejemplo C. Seguís dando ejemplos de lo poco inteligente que sos en no darte cuenta que el único que gana en  eso es la tabacalera. Esta discusión se iba repitiendo una vez por año con distintas sustancias. La siguiente era el pegamento. Después un porro. Y últimamente eran pastillas de extasis. Si bien mis argumentos eran bastante elaborados de chiquita gracias a la insistencia de mis viejos en la importancia de que entienda del tema para que no cometa los errores que ellos habían cometido alguna vez, con el tiempo se complejizaron aún más. —¿Cuando vas a dejar de ofrecerme pelotudeces boludo? —¿Cuando vas a salir conmigo? —Cuando dejes de ser tan pelotudo. —Sin embargo del pelotudito del marina ese no te quejás. —¿No ves que sos un idiota infeliz? —Pero en la Creamfield voy a estar re-puesto y la voy a pasar genial y vos no. —Vos porque sos tan pelotudo que necesitás hacerle el negocio a los narcos que te usan de conejillo de indias para ver si el producto les salió de buena calidad. De última te morís vos que no valés nada. —Estos son de primera boludita. —¿Sí? ¿Están certificadas por el ANMAT? ¿No ves que te comés cualquiera? ¿Sabés la cantidad de chicos que se mueren por tomar esas pelotudeces? —Porque no toman agua. —Ejemplo A. No tiene nada que ver el agua. Lo que hacen esas pastillas es que los músculos se descompongan y queden las células muertas en la sangre que cuando pasan por el riñón lo hacen fallar y causan daño renal que aunque le metas agua para que el cuerpo no levante temperatura, no soluciona las células muertas en tu sangre y si no te mata enseguida te deja usando pañales de por vida o haciendo diálisis ¡GIL! ¿No ves que sos vos el conejillo de indias donde prueban si funciona bien o tiene altas tasas de muerte? —Vos vení conmigo a la Cream y yo te doy de las buenas. ¡Son un flash! —Sí, el flash va a ser lo que te quede de vida si no tenés suerte. —Bueno vamos a tomar algo. —¿Pero vos sos tarado o son tantas porquerías que tomás? —Ya vas a caer. Por fin se dio por vencido. Claro que fue cuando lo vio venir a Milho. —¿Todo bien? —¡No! ¿Qué pasa conmigo que atraigo tanto pelotudo Milho? —¿Te dijo algo? ¡Lo cago a trompadas! —¡No! Nada en particular, lo de siempre no te calentés. Pero se me pegan todos los idiotas. Si no es este Neanderthal que me ofrece pastillas, es Damián que es un mujeriego. —¿Qué te dijo Damián? —¡Nada! Quiere que salga con él. Pero es el Playboy del boliche. Se tranza a cuánta minita se le cruce. ¡Es un mujeriego! —Bueno, no le des bola y listo. 🎱 Me quedé un rato pensativa y él lo notó. —¿Qué te pasa Cane? Hace varios días que estás... distinta... Ah, entonces él nota un cambio. —Es que no es fácil decir que no cuando tenés tantas ganas de que te besen. ¡¿Lo dije o lo pensé?! ¡Lo dije! ¡Lo dije! ¡¿Cómo voy a decir eso en voz alta?! ¡Qué vergüenza! Va a pensar que soy una necesitada. Me abrazó. —¿Todavía estás con eso de querer estar enamorada? — ¿Tan fea soy Milho que no se me acerca ningún varón decente? —¿Qué decís? —Cómo vos dijiste. A los hombres les entran las cosas por los ojos. ¿Tan fea soy que le entro a dos y uno es un desaste y el otro le entra a cualquiera? —Nooo, no no no... Vos estás loca. Me miró a los ojos. —¿Vos sos hermosa? Están sexy diciendo esas palabras. Ojalá no las dijera como un hermano. —No saben lo que se están perdiendo Cane. Vos sos la mujer ideal. ¿No entendés? —No lo creo. —Lo sos... ¿Qué le dijiste a Damián? —Que lo estaba pensando... Me daría mucha bronca darle el primer beso a un idiota que no lo valore y no se acuerde de mí en quince días. Estoy segura que va a querer besarme en cuanto salgamos. Y no tengo las fuerzas suficientes para negarme. —Cane... Me tenía contra su pecho. Empezaron a saltarme lágrimas de los ojos. Más que nada por la impotencia que sentía. Milho me miró. Me tomó de la barbilla e hizo que lo mirara. —Sos hermosa ¿entendés? Yo lo sé bien. Yo seguía llorando. —Dámelo a mí. —¿Qué cosa? —Seamos nuestro primer beso. Nunca podríamos arrepentirnos de eso. —Pero... Me miraba los labios. Eso me silenció. Si no tenía fuerzas con cualquier otro ¿Cuánta fuerza podría tener con Milho? Empezamos a respirar agitados. Comenzó a agacharse lentamente acercando sus  labios.  👄 Los miraba ¿con deseo? ¿Podía ser? ¿Es gay? ¡Es gay! ¿Es? Se acercó pausadamente. Hasta apenas rozar los míos y permaneció allí. No se movió más. Podíamos sentir el aliento el uno del otro. No me besa, se queda ahí. No aguanto más. Mi corazón galopa con fiereza. Necesito darle ese beso. ¿Qué más da? ¡No puedo perder nada! Quiero que sea él quien lo tenga. Él es el único que lo va a valorar como lo que es. Lo quiero. Tengo miedo. Lo quiero. Mi corazón está hecho un nudo. Está compungido. ❤️ Realmente necesito este beso. Dije basta Canela. ¡Lo besé yo! 💋💋💋 ❤️️❤️️❤️️❤️️👄👄👄💋💋💋❤️️❤️️❤️️❤️️ ¿¿Qué les pareció este capítulo?? ¿Lo pueden creer? ¿Qué teorías tienen? ¿Qué le pasa a Milho? Déjenme sus comentarios , estrellitas y compartan!!! Recuerden... Si no quieren soñar 💤💤💤 conmigo👺👺😈😈👹👹 (voz fantasmal 👻 👻 ) Dame mi estreeeeeella ⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️ .... es míaaaaaa!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario